Adrian escribió el día 16/1/2006 a las 12:19
FABULAS. INTRODUCCIÓN
Hemos vivido épocas históricas de censura donde el ingenio de los escritores tuvo que desarrollarse doblemente para suplir esa deficiencia y para defender su propia subsistencia. En ocasiones haciendo algo más propio de malabaristas y prestidigitadores que de narradores. Tenían que poder decir lo que había que decir sin decirlo y para que el que lo leyera entendiera lo que tenía que entender sin que estuviera escrito.
Uno de los recursos más comunes era el de las parábolas.
No es cierto que el recurso a las parábolas se debiera a que el pueblo era ‘inculto’ y no entendía –ese era el pretexto-, sino, todo lo contrario, a que el pueblo era sabio y entendía. Pero valía como justificación y excusa.
Otro recurso era el de cambiar los protagonistas de la historia por animales. De esta manera el maestro podría transmitir muy buenos consejos al príncipe sin que el padre rey se mosqueara. Esopo era un maestro en el arte.
En la era que vivimos de ‘abuso informativo’ ya no somos tan sabios como los de antes y no entendemos muy bien lo que nos decía Esopo con tanta zorra y tanto animal, cuyas características, comportamiento y asimilación con realidades cotidianas desconocemos. Así que se nos ha ocurrido hacer una ‘traducción’ a la vida moderna o traslación a las situaciones actuales de algunas fábulas clásicas. Empezaremos plagiando con el permiso de su autor, algunas adaptaciones del famoso fabulista Faradino(o ‘el de las tres efes’) para que nos sirva de idea.
En estos ejercicios que nos proponemos es recomendable dejar constancia en algún lugar de la narración -al principio o al final del texto- del nombre de la fábula original objeto de traducción, e imprescindible, de la referencia a la página donde esté la de partida si es copia de otra existente.
Faradino escribió el día 18/1/2006 a las 0:16
La torrecillana y la madrileña
Disputaban otro día una torrecillana y una madrileña acerca de sus bellezas respectivas.
La madrileña alababa muy especialmente los especiales pintados de su piel y su maquillaje de última moda.
Replicó entonces la torrecillana diciendo:
-- ¡Mucho más hermosa me considero yo, no por las apariencias de mi cuerpo, sino más bien por mi espíritu, mi ingenio, mi gracia, mi salero, mi brío, mi chispa, mi garbo, mi donaire, mi energía, mi agudeza, mi arrogancia, mi simpatía y mi desenvoltura!
MORALEJA: Hay otras cualidades que son preferibles a las del cuerpo.
(Adaptación de la fabula de Esopo: “La zorra y la Pantera)
Faradino escribió el día 18/1/2006 a las 1:04
El moderador y el sopla-gaitas
Entró un día un sopla-gaitas en una famosa Web de un moderador moderado y después de revisar y releer todos sus contenidos encontró un foro dinámico.
Lo tomó con personal entusiasmo queriendo participar pero al ver que el moderador no le dejaba exclamó:
-- ¡Hermosa Web! Pero qué lástima que no tenga sesos.
MORALEJA: No te dejes engañar por la primera impresión. Usa todos tus sentidos para desenmascarar falsas apariencias.
(Adaptación de la fabula de Esopo: “La zorra y la careta vacía”).
Faradino escribió el día 19/1/2006 a las 9:11
El cabo, el número y el cadáver
Estaba una vez una pareja de la guardia civil tomando nota de un accidente de tráfico cuando el cabo ordena:
-Número apunte: “Cadáver en el arcén…”
-Mi cabo, “arcén” ¿con hache o sin hache?.
-Mejor escriba y proceda: “Cadáver pateado, arrastrado hasta la cuneta y despeñado por el precipicio”
MORALEJA: Nunca traslades la culpa a los demás de no saber escribir y menos si están muertos.
(Versión trasformada de la fábula de Esopo “La zorra y los racimos de uvas”)
Faradino escribió el día 26/1/2006 a las 2:43
El maestro y el moderador
En un foro popular de pueblo hubo una vez un moderador que odiaba a todo sabio maestro que osara contradecirle porque ello le ocasionaba algunos trastornos de imagen frente a sus admirador@s.
Después de algunos intentos de autodefensa no pudo salir airoso de la carga de basura, cada vez más espesa, que se iba echando sobre si mismo, y buscando vengarse censuró al maestro borrando todas sus intervenciones sin dejar rastro.
Como moderar no es ser el dios de la creación, e Internet tiene sus propias deidades, y reglas, donde la intransigencia es denunciada y lo censurado difundido y amplificado, pronto llegó la época propicia de máxima difusión, accesos y lecturas para que los mismos mensajes se expandieran en cadena, viendo el moderador arrasada y consumida toda su producción de cizaña.
MORALEJA: Procura ser justo y equilibrado en tus decisiones, que un fallo arbitrario o irracional puede acabar repercutiendo contra tus intereses.
(Adaptación de la fábula de Esopo: “La zorra y el hombre labrador”).
Faradino escribió el día 7/4/2006 a las 5:31
La asamblea pidiendo coordinación
Para acabar con el propio desorden y anarquía en el que habían incurrido los participantes de un encuentro regional en el pueblo, dispusieron ellos mismos una delegación para ir a pedir al alcalde que les proveyera de un moderador.
El alcalde, atendiendo su petición envió un moderno y pesado robot a su sala de reuniones.
Muy espantados los participantes, al principio, por el ruido que hizo el robot al entrar, se escondieron donde mejor pudieron. Pero poco a poco, viendo que el robot era de carácter pacífico, fueron sentándose en las sillas y dada la quietud que predominaba, empezaron a sentir tan gran desprecio por su labor como coordinador que se reían de él, le tiraban pelotillas de papel, le insultaban y le hacían burla.
Y sintiéndose humillados por tener de regulador a un simple trasto de metal y cables, volvieron donde el alcalde a pedirle que les cambiara de mediador, pues éste era demasiado tranquilo y tolerante.
Indignado alcalde, reclutó un joven sargento del ejército de la vieja guardia, el cual, fue amonestando y aleccionando sin compasión a cada uno de los asociados, llegando a imponer un régimen marcial tan estricto y restrictivo que acabó con el normal desarrollo participativo, colaborador y creativo de la conferencia.
MORALEJA: El comportamiento, la buena educación y la formación son cosas de todos.
(De la fábula de Esopo “Las ranas pidiendo rey”)
Faradino escribió el día 28/1/2007 a las 19:35
El aficionado Yop y el niño lloron
-¡Guá!¡Guá!¡Gua! –lloraba desconsoladamente el niño dándo patadas al ratón y morrazos al teclado con la cabeza .
En este momento pasó por el ciber un aficionado llamado Yop y se acercó a él.
-¿Qué te pasa niño? ¿Por qué lloras de esa manera? ¿Qué puede haber sucedido para que estés tan afectado?
- Porque mi papá me pegó... –responde fríamente el niño
- ¿Y por qué te pegó tu papá? –insiste Yop el aficionado.
- Por hacer lo mismo que está haciendo usted. –dice el niño
- ¿Y qué estoy haciendo yo?... –pregunta de nuevo Yop.
- ¡Metiéndose en lo que no le importa!
Moraleja: Es conveniente saber medir incluso las pregutas que haces cuanto te metes por primera vez en un sitio desconocido.
Faradino escribió el día 30/5/2008 a las 11:17
El cura y el bombero
El cura, que paseaba por la Tiesa, cae un 'atollaero' muy traicionero.
Cuando se esta hundiendo hasta el tobillo, pasa por ahí un camión de bomberos.
- ¿Necesita ayuda? – pregunta el jefe.
- No es necesario. El señor acudirá en mi ayuda.
El cura sigue hundiéndose. Cuando le llega el barro hasta la cintura el camión vuelve a pasar y el bombero le vuelve a preguntar:
- ¿Necesita ayuda padre?
- No es necesario, ¡el señor vendrá en mi ayuda!
Cuando el cura solo tiene la cabeza fuera, los bomberos vuelven a pasar y le preguntan de nuevo:
-¿Sigue sin necesitar ayuda padre?
-No se preocupen, el señor vendrá en mi ayuda.
El cura acaba hundiéndose completamente.
Cuando llega al paraíso le dice a Dios:
-Estoy sorprendido, pensaba que vendría en mi ayuda...
Y Dios le contestó:
- Te mandé tres veces a los bomberos ¡So pavo! ¡No se que más querías que hiciera!
Moralejas:
Uno: Los bomberos son Dios... No, son sus delegados.
Dos: Dios es bombero... Si, pero no ejerce.
Tres: Es bueno tener fe. Malo tener fe ciega
Cuatro: Lo más cerca del cielo está en el fango.
Cinco: En el precipicio está el camino de la salvación.
Faradino escribió el día 12/10/2011 a las 20:05
Fábulas de La Fontaine
La hormiga y la cigarra. Una nueva versión distinta de la original. Otra posible opción que alguna vez pudiera darse
La red
escribió el día 11/10/2016 a las 12:00
El cura y el taxista
El cura y el taxista
Había una vez en el pueblo, dos hombres que se llamaban Celestino González: Uno era cura y el otro taxista. El destino hace que los dos hombres mueran el mismo día.
Entonces, llegan al cielo, donde los espera San Pedro.
- ¿Tu nombre?
- Celestino González.
- ¿El cura?
– No, no, el taxista.
San Pedro consulta su lista y dice:
- ¡Te has ganado el Paraíso! ¡Te corresponden estas túnicas de seda con hilos de oro y este bastón de platino con incrustaciones de rubíes! ¡Puedes pasar!
- ¡Gracias, gracias!... dice el taxista.
Al rato le toca el turno al otro Celestino, que había presenciado la entrada del taxista al paraíso.
- ¿Tu nombre?
- Celestino González.
- ¿El cura?
- ¡Sí!
-¡Muy bien, hijo mío! ¡Te has ganado el Paraíso! Te corresponde esta bata de poliéster y este bastón de plástico.
El cura dice:
- ¡Perdón San Pedro!, no es por presumir, pero debe haber un error. ¡Yo soy Celestino González, el cura!
- ¡Sí, hijo mío!, te has ganado el Paraíso, la bata de poliéster y el bastón de plástico.
- ¡No puede ser! Yo conozco al otro señor, era un desastre como taxista, se subía a las aceras, conducía borracho, no respetaba las señales, conducía con exceso de velocidad, etc... y yo me pasé 50 años de mi vida predicando en la iglesia. ¿Cómo puede ser que a él le toque una túnica con hilos de oro y un bastón de platino, y a mí esto...? ¡Debe haber un error!
- ¡No, no es ningún error! – dice San Pedro. Lo que pasa es que aquí en el cielo se ha implantado evaluación por objetivos. Ya no hacemos las evaluaciones como antes.
- ¿Cómo? ¡No entiendo!
- ¡Verás!, ahora nos manejamos por objetivos cumplidos y resultados. Te voy a explicar tu caso y lo entenderás enseguida:
Durante esos cincuenta años, cada vez que predicabas, la gente se dormía, pero, cada vez que el taxista conducía, la gente rezaba y se acordaba de Dios.
Entonces, ¿quién vendía mejor nuestros servicios?
¡Nos interesan los resultados, hijo mío...!
*****
Moraleja 1: Lo importante de un proyecto son los resultados. Siempre que estos sean buenos.
Moraleja 2: El fin justifica los medios. Siempre que los medios no sean peores que el fin.
Moraleja 3: Las cosas se hacen para algo. Siempre que ese algo merezca la pena.
Moraleja 4: En el cielo, algunas veces, las cosas podrían hacerse mejor.
Adrian
escribió el día 25/3/2020 a las 20:40
Pilotos hábiles
Están todos los pasajeros en la sala de embarque esperando la salida del vuelo cuando de repente llega el copiloto impecablemente uniformado con anteojos oscuros y un bastón blanco tanteando el camino...
La empleada de la compañía aclara que, si bien es ciego, es el mejor copiloto que tiene la empresa.
Al poco rato llega el piloto, con el uniforme impecable, anteojos oscuros y un bastón blanco asistido por dos azafatas.
La encargada de la Sala aclara que, también, el piloto es ciego, pero que es el mejor piloto que tiene la compañía y que, junto con el copiloto, hacen la dupla más experimentada.
Con todos a bordo, el avión comienza a tomar carrerilla, tomando cada vez más velocidad y con los pasajeros aterrorizados.
El avión sigue tomando velocidad pero no despega..., continúa la carrera y sigue en tierra. ¡Cada vez el final de pista está más cerca y en una explosión de histeria general los pasajeros comienzan a gritar como poseídos! En ese momento el avión, milagrosamente, toma altura... Entonces el piloto le dice al copiloto:
- 'El día que los pasajeros no griten, nos vamos a la mierda'.
MORALEJA 1: De vez en cuando hay que gritar a las autoridades para que te hagan caso... Pero a tiempo. Antes de chocarse.
MORALEJA 2: Si la gente se acostumbra a un gobierno de ciegos... Nos la pegamos. Fijo.
MORALEJA 3: Mejor no votar a políticos ciegos, inexpertos o mu muchachinos.
|
