'Todo el que piense que no hay que meterse en política es de derechas'
Eso se lo oí decir ayer en la radio a un 'reconocido' político de izquierdas. Decía que cuando una persona sostiene 'no quererse meter en política' es que esa persona es de derechas.
El mencionado comentarista puede ser un ideólogo de izquierdas, pero muy poco político al barrer para afuera, echando una ingente cantidad de buenos ciudadanos, (de todo tipo: unos intransigentes, otros contestatarios, otros conformistas, otros teóricos, otros prácticos o empíricos...), que no se sienten muy confortables teniendo que compartir un ideario, la mayoría de las veces, tan inflexible como el defensor de esa 'ley'.
Yo soy de las persona que no quiere 'meterse' en política. ¡Que contento se pondrá alguno que yo conozco para intentar alinearme en sus filas por la simple aplicación de la sentencia mencionada! Pero me mantengo en mis trece, afortunadamente, sosteniendo mis propias opiniones, que pueden ser tan falsas como la sacada a colación, pero que pueden tener la misma fuerza para contrarrestarla.
Total, 'una sentencia falsa contra otra sentencia falsa, ganancia de pescadores'. Este es un refrán que me acabo de inventar a propósito. O sea, que yo podría sostener que hay algunos políticos 'que son de derechas aunque no lo sepan', como el interfecto aludido; algunos de 'ultraderecha, haciéndose pasar por grupos de extrema izquierda', como los del Partido Comunista de la Tierras Vascas, defendiendo posturas que rozan la xenofobia, el racismo, el nacionalsocialismo; posturas fascistas, segregacionistas y exclusivistas, con una envolvente proletaria a modo de máscara. E igualmente hay otros -como Gallardón-, 'que son socialistas sin saberlo' (o sin quererlo saber, ese es su problema). Y no digamos si nos metemos en los segmentos ecologistas. Aquí hay más falacia, y errores no intencionados, mezclado con voluntarismo, que posturas correctas y alineadas con el fin que se persigue. 'Algunos creen que por auto-denomiarse ecologistas ya lo son'.
Con este nuevo bagaje de contra-sentencias seguro que podemos responder a nuestro inventor de 'afirmaciones', con sus propias armas. Armas que, en esencia, consisten en presuponer un hecho, enunciando una ley al respecto, más falsa que Judas, y con ella conducir el pensamiento 'político' de los oyentes a su redil. Porque de esto hay mucho en política: Muchas sentencias sin contrastar, muchos tópicos y muchos prejuicios que se pueden usar para conducirte a donde a uno le de la gana llevarte. Y no digamos si a esos falsos postulados añades razonamientos rocambolescos y enrevesados, muy bien trenzados, para liar al incauto... Así es la política.
