Hoy hemos tenío matanza
y les quiero relatar
cómo se hacía en mi pueblo
porque en tos’ no se hace igual.
Llevamos desde las cinco
alrededor de la lumbre
preparando los avíos
como manda la costumbre.
Las copinas de aguardiente
y un cigarro de petaca,
hace que el cuerpo espabile
pa’ aguantar bien la mañana.
Echamos mano a la soga
y agilamos pál corral
a por un guarro cebao
de treinta arrobas o más.
Uno le agarra la oreja,
y otro en la pata de atrás
hace un nudo con la cuerda
pa que no se puá escapar.
Chilla como un condenao
¡Unos berríos que da!
¡Seguro que ha despertao
a toa la vecindá!
Le subimos a la mesa,
una mesa de matar,
hecha con un tronco de árbol
y cuatro estacas clavás.
Un hombre con el cuchillo
le corta la yugular
y cuando chorrea la sangre
la tienes que menear.
¡Menear con alegría!
Que si no se pué cortar,
y luego pa’ las morcillas
no se puede aprovechar.
Preparamos los matojos,
echamos el güarro abajo,
y sin perder un momento
nos ponemos a pelarlo.
Le raspamos bien raspao
con un cachino de teja,
pa que luego los torreznos
se puán comer con corteza.
Le llevamos pa’ la casa
y en la puerta de la calle,
con mucho cuidao le abrimos
y separamos la carne,
los jamones y el tocino.
Hay que descarnar el güarro.
¡Esta carne pa’ chorizos!
¡Esta pa’ los patateros!
¡Esta otra pa’ morcillas!
¡Los lomos... Que estén enteros!
Se desgüesan paletillas,
la cabeza, el espinazo,
no quea un güeso con carne
se aprovecha todo el güarro.
Las tripas son pa llenar
los lomos y algún chorizo.
El corazón, los riñones,
y todos los entresijos,
se comen como moraga
o se los hace en un guiso,
Se empieza a picar la carne
y se echa en una artesa,
se revuelve, se la guisa,
y se empieza la faena.
Con embúos de hojalata
van llenando las mujeres
en tripas secas de vaca,
chorizos y patateros,
mientras otras cuántas atan.
Se hace un colgaero,
dos piezas con eso basta.
Y con una jorquillina
sacá de alguna tarama
se los cuelga en la cocina.
Se salan bien los jamones,
los tocinos, las costillas,
y encima de unos matojos
se los deja varios días.
¡En medio de todo ésto!
Pa’ entretené a los muchachos
que no anden dando vueltas,
se los hace un remecero
pa’ que pa’ aquí no aparezcan.
En una cuadra cualquiera
se ata una soga a una viga
de las que hay en el techo,
y ya están entreteníos
al menos por algún tiempo.
El desenreo, es ya tarde.
Entre lavar las artesas,
los calderos y cacharros,
te dan las ocho o las nueve
lo menos sin espetarlo.
La paliza ha sío grande
pero merece la pena,
que con lo de la matanza
la despensa está bien llena.
Y aunque haya apreturas
a lo largo de to’ el año
al menos no pasas hambre
mientras puás tiral del guarro.
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