Sabemos por la prensa deportiva digital torrecillana y por los rumores de café que han circulado recientemente en algunas esquinas de las calles aledañas a la casona, de buena tinta, que nuestro protagonista, genuino torrecillano de Torrecillas de ta Tiesa, y muy orgulloso de serlo con todos los calificativos, dones y atributos que el hecho conlleva, se ha lanzado a la aventura.
Sueños eróticos han empezaron a turbar su descanso. Lindas españolas, colombianas, rumanas y peruanas idealizadas en su fantasía le habían provocado 'sueños húmedos' enturbiando sus sanísimos proyectos atléticos de correrse en bicicleta toda la península y algunas fincas del pueblo. acompañado de su fiel cuadrilla 'los Tintines'.
Por eso ha desistido, también, a participar en el trofeo de tenis en carnaval contra los bravísimos federeles y sus avispados profesores, dado que los disfraces femeninos habrían atentado muy seriamente contra el buen porte atlético de un tenista tan profesional, habiéndole desequilibrado ostensiblemente tanto mental como físicamente. Compensar el peso de la herramienta requiere un esfuerzo adicional y menoscabaría su potencia lanzadora.
Meditando estaba en todo esto cuando leyó en la web que 'en sí las corridas no eran malas' según había defendido el propio Fray Luis de León, apoyado por la mayoría, la que Felipe II esgrimió ante el Papa Clemente VII en 1596 y que en la localidad manchega de Ciudad Rodrigo se hacen corridas durante los carnavales a las que el mismísimo Lope de Vega le gustaba asistir:
¿En qué Italias, en qué Francias
se celebra el Carnaval con mayor solicitud?
Perdone Dios la inquietud
¿Hay tal son? ¿Hay son igual?
Todos andan de alboroto.
Quedito, bravas cosquillas
porque no podré sufrillas,
y andará todo a lo roto.
Ellos tornan a tocar.
Nuestro torrecillano tomó la misma decisión que el poeta y se fue a Ciudad Rodrigo.
Había una polémica centrada en el origen de las corridas. De si las corridas vinieron con los toros o con los toreros; pues 'donde había toros bravos, forzosamente tenían que surgir toreros', o a la inversa.
Otra más gorda fue en torno a la propia existencia de las corridas Para que luego se crean algunos que eso de prohibir las corridas es moderno. San Pío V en 1567 se declaró contrario a ellas y ordenó al gobernador de Roma que las prohibiera bajo pena de muerte. ¡Te lo imaginas!: ¡En una plaza de toros 'abarrotá' de público, todos condenados a muerte menos el toro!. La publicación que hizo después decía que: 'prohibimos bajo pena de excomunión, ipso facto incurrenda, a todos sus príncipes, cualquiera que sea su dignidad, lo mismo eclesiástica que laical, regio o imperial, el que permitan estas fiestas de toros'.
Esto le alivió un poco: 'Mejor excomulgado que muerto por una corrida'
'Las corridas en Ciudad Rodrigo, generalmente se celebraban en la Plaza Mayor, junto al Consistorio, donde ahora se hacen, aunque en algún tiempo pudo levantarse en la parte de abajo (como no hace mucho allí se levantaba)' Según se dice en un documento citado por Hernández Vegas de un concierto entre el Ayuntamiento y Hernando de Cuetos: 'e también se faga luego portales delante de las casas de Hernando de Cueto e sobre ellos los corredores para que dichos señores, justicias y regidores vean los toros en fiestas'.
Nuestro torrecillano se compró un boleto e 'hizo una gran faena en el coso taurino de la ciudad castellano manchega de CIUDAD RODRIGO cortando dos orejas y el rabo,en los carnavales de dicha ciudad'.
No nos importa tanto si desde que Hércules mató a los tres hijos de Geryón y se apoderó de Iberia hubiera toros en Ciudad Rodrigo, lo que importó en esta insigne jornada es que nuestro torrecillano pudo ser cogido por el asta de un toro 'desde el balcón de María -dicen las escrituras- y le tuvieron que tirar un cuerno pa pillarle porque el tio no se bajó del balcón en to los días que estuvo alli. Creo que dejó las rejas del balcón todas 'despostillás', sin pintura, cosa que esta 'mu acostumbrao' a hacer en la monumental de TORRECILLAS.'
