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Autor: Extractado de José María DOMINGUEZ
Fecha: 17/05/2007 14:03:50

En el artículo de José María DOMINGUEZ MORENO enlazado arriba, sobre el tema Medicina y Superstición, con el título LOS TRASTORNOS GINECOLÓGICOS DESDE LA ETNOMEDICINA EXTREMEÑA hay algunas alusiones al tratamiento que dan las mujeres en Torrecillas de la Tiesa y Aldeacentenera a los desarreglos menstruales.

Perdón, ya que según el autor, sobre este tema no está bien visto hablar pues “de la menstruante se dice que está enferma, maldispuesta, mala o endanciá”, y “al período o regla se le alude con un amplio vocabulario: Venir la cosa, venir el colorao, venir la visita, venir el amigo, venir el primo rojo (1), tener el mes, tener el remiendo, traer al del pimentón, tener la jaula pinta, tener el pintor en casa, estar de visita, estar con el amigo, estar machacando el pimiento, estar con el parche, estar de recao, estar de negocio, estar con el alivio (2), teñir el trapo y cocer la salsa p'al lagarto.”

“El tratamiento del mal por defecto, la amenorrea, o lo que es igual, el que la menstruación no se produzca sin que la causa sea el embarazo, pone sobre la mesa una tanda de remedios sin muescas de desperdicio. El jugo de perejil es recomendado para estos menesteres en Garrovillas y Ceclavín, mientras que en La Haba se inclinan por la infusión de anís y en Oliva de Mérida por la decocción de la raíz de cardo corredor. En Torrecillas de la Tiesa y en Aldeacentenera abre el grifo la ingestión de zanahoria cruda, aunque aderezada con vinagre y aceite.”

Pero eso no es nada comparado con lo que “hacen en el partido de Olivenza y en algunas poblaciones del área de Mérida, a la toma durante tres mañanas de otras tantas tazas de orina de niño mezclada con vino tinto o a beber el agua en la que se han cocido tres cagalutas de cabra, que fue moneda de uso corriente en Montánchez y en Salvatierra de Santiago”.


“En Aldeacentenera recurren a todo un formulismo para socorrer a la joven amenorraica. Esta se tumba de espaldas sobre una mesa o escaño con el abdomen descubierto. Sobre él coloca las manos con las palmas abiertas y los dedos pulgares tocándose una mujer virgen que en esos momentos se encuentre con el período. La oficiante formulará el siguiente conjuro, que habrá de ser terminado con una Salve a los dolores de la Virgen María:

Cristo vertió su sangre
y María la recogió.
Por la Virgen María
tengo la sangre yo;
por Cristo Jesús,
la tengas tú.”

¡Hay chachita, chachita! ¡Que sufrimiento y que penita!

Así va la discusión

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