Torrecillas de la Tiesa: La Web de los Torrecillanos

A mi también me gustan las informaciones en directo, cuando las cuenta quien las ha vivido. Me he ido a preguntar a Google por las manadas y no me ha sabido contestar bien lo que yo quería. ¿Es que no habéis visto nunca venir una manada, vacada, tropel, horda o turba de esas; concentraciones que parecen estampidas de vacas, toros, novillos, becerros, terneros, reses, sementales, vacunos, rumiantes... inmensos, impresionantes, aterradores, imponentes... venir por el cordel con ese ruido de cencerros para advertir su presencia y su correspondiente acompañamiento de vaqueros, pastores, jinetes, mayorales, peones...? ¡Poner en movimiento esa inmensa maquinaria es un espectáculo impresionante que ya no vamos a ver nunca más! Y no es lo mismo que los rebaños de ovejas, por muy numerosos que sean estos. Su condición de depredadores no se la quita nadie. Esos bichos tienen que comer. Y tienen que comer mucho. El pienso no lo llevan encima. Necesitan pastar y pactar con los locales por abrevaderos y hierbas. No les estoy criticando, sólo trato de exponer una situación con la que hemos tenido de convivir y mantener un equilibrio durante cientos de años. Y esa situación ha condicionado mucho la evolución de los poblados y dehesas de la Tiesa.

Dice Google que dicen que se conocen tres variantes de la trashumancia local: la Normal, cuando propietarios y pastores son habitantes de la tiesa (la llanura), la cual sólo abandonan en verano en busca de los pastos que arrienda al serrano. La Inversa, cuando los rebaños de los montañeses bajaban en invierno a utilizar los pastos y los mercados que le ofrecía valles y tiesas. Y la Mixta, cuando las chozas se encuentran en la ladera a medio camino entre pastizales de áreas altas y bajas, lo que ocasiona conflictos de aprovechamiento resueltos por la vía de la propiedad y la puja en los arrendamientos como el régimen ganadero que se ha mantenido en algunos sitios hasta la actualidad. Y luego está La gran trashumancia o trashumancia regional, con desplazamientos largos que son considerados un estadio superior al nomadismo prehistórico en la evolución histórica del pastoreo, que llama La Mesta. Pues desde 'el comienzo de la Edad Media cuajó la costumbre de reunir asambleas de propietarios y pastores en diversas poblaciones, un par de veces al año, al objeto de tratar cuestiones sobre el fuero local relacionado con la ganadería, ganados estantes, trashumantes, descarriados, etc. A estas asambleas o concejos se les llamaban 'mestas' quizás recordando el ganado perdido e ingresado a otras piaras, (mezclado) también a las ovejas descarriadas se les llamó ganado mesteño'
(http://weblogs.madrimasd.org/vias_pecuarias/archive/2008/01/13/82338.aspx)

Por otro lado, gracias a la trashumancia se exigía el mantenimiento de rutas abiertas, cordeles y cañadas. Tras su desaparición se cierran caminos y se cercan 'propiedades' para usos exclusivos y limitados, y esto puede acarrear muy malos contratiempos para el desarrollo de la comunidad a no ser que se tomen medidas y se exija e imponga el derecho de paso y el uso publico de todas las zonas legalmente establecidas, creándose las vías de comunicación nuevas y carreteras que sean necesarias.