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Participa / Foros / Chascarrillos / ¡Ya lo lilé, ya lo lilé!

"Ya lo lilé, ya lo lilé" era lo que contestaba el Tontino cuando la gente del pueblo le preguntaba quién había robado el cepillo de la Iglesia. Me acabo de acordar del famoso cuento que nos contaban de pequeño y que tenemos ahí arriba enlazado.

Y lo de los Reyes Magos, Papá Noel, el Arcángel San Gabriel, El Espíritu Santo. Zeus, etc. son también historias que se les cuentan a los niños, historias bonitas que gusta escuchar y que reconfortan, son las cosas que los niños quieren oír y sirven para conformarles y para que acepten sin rechistar el orden establecido, la jerarquía y la disciplina. Lo mismo que reconforta ir al cine y ver historias fantásticas, inventadas o 'sacadas de la cabeza' (como decía tia Bernarda). También sirven para rellenar los huecos del desconocimiento. Siempre que no sean contraproducentes, sirven. ¿Cómo íbamos a justificar y permitir que un emperador 'justiciero' mantuviera humillado a un pueblo, practicando la tiranía y el parasitismo, si no era 'por la gracia de Dios' o algo parecido?

A propósito del número de estrellas que hay en el universo, a mi me salen unos 70.000 millones de millones de millones, o sea 70.000.000.000.000.000.000.000, que son 70.000 trillones en europeo o 70.000 sextillones en americano (Hay que hacer estas aclaraciones con estos órdenes de magnitud porque con cifras tan elevadas hay muchas confusiones). También diríamos que aproximadamente. Pero no es fácil que superen los 80.000 millones de millones de millones, ni que bajen de los 60.0000, también millones de millones de millones . No cuadrarían las cuentas acerca de la masa del Universo, la radiación de fondo y otras variables. Además lo de 70.000 millones de millones de millones es un número variable ya que constantemente se están creando y destruyendo, cambiando el número total de ellas. Pasa con casi todo lo que se refiere a grandes cifras (y pequeñas cifras también); es imposible dar un número exacto porque está variando constantemente. El cuerpo humano está compuesto por una cantidad estimativa que ronda los 100 millones de millones de células, pero es que cada día perdemos un total de 440.000 millones de células que suelen ser reemplazadas inmediatamente por otras nuevas. Si miras en la web http://now.sprint.com/widget/, que te da cifras globales de todo, no encontrarás ninguna cantidad que se esté quieta. La población humana son 6.726.231.xxx, pero estos últimos dígitos no paran de aumentar, ni siquiera da tiempo de ver que pone en la penúltima y el última cifra, porque el ojo humano no puede distinguir cambios tan rápidos.

Asustan estas cifras tan reales. Acongojan, sería la palabra. Apabullan... ¿Quién quiere complicarse tanto la vida? Más fácil es resumir y simplificar diciendo cosas así como '¡como Dios...!', 'Dios sabe' '¡ni Dios...!', '¡la Hostia!', 'la Virgen en verso...'. Contar el número de conexiones neuronales, ¿para qué?. ¡1.000.000.000.000.000 conexiones por neurales!, del orden de un petabyte. ¡Que burrada!. Pues no. Hay que acostumbrarse.

1 kilobyte=1.024 bytes
1 megabyte=1.048.576 bytes
1 gigabyte =1.073.741.824 bytes
1 terabyte =1.099.511.627.776 bytes
1 petabyte =1.125.899.906.842.624 bytes
1 exabyte =1.152.921.504.606.846.976 bytes
1 zettabyte=1.180.591.620.717.411.303.424 bytes
1 yottabyte=1.208.925.819.614.629.174.706.176 bytes

Mientras terminamos el libro y encontramos la solución definitiva al problema planteado por Lucas, tenemos dos fórmulas de compromiso que podían considerarse. Tampoco hay que impacientarse, como lo hace Toni. Es que no me dejáis estudiar. Apenas le queda a uno tiempo al final del día de leer todos vuestros escritos y repasarse los de uno mismo.

a) La primera solución de compromiso, bajo el punto de vista de la Mecánica Cuántica, sería como la paradoja de Schrödinger propuesta en el año 1937 mediante un experimento muy ilustrativo consistente en imaginar a un gato metido dentro de una caja que contiene un dispositivo formado por una ampolla de vidrio llena de un veneno muy volátil y un martillo sujeto sobre la ampolla de forma que si cae sobre ella la rompe y se escapa el veneno con lo que el gato moriría. El martillo está conectado a un mecanismo detector de partículas alfa; si llega una partícula alfa el martillo cae rompiendo la ampolla con lo que el gato muere, por el contrario, si no llega no ocurre nada y el gato continua vivo. Al lado del detector se sitúa un átomo radiactivo que tiene un 50% de probabilidades de emitir una partícula alfa en una hora. Como resultado de la interacción, en el interior de la caja, el gato está vivo o está muerto. Pero no podemos saberlo si no la abrimos para comprobarlo. Según las leyes de la mecánica cuántica, el gato vendrá descrito por una función compleja resultado de la superposición de dos estados combinados al cincuenta por ciento: "gato vivo" y "gato muerto". Es decir que el gato estaría a la vez vivo y muerto; se trataría de dos estados indistinguibles.

Pues igual que el gato. Mientras no le veamos, Dios se encuentra en una superposición de dos estados: 'existe' y 'no existe'. La única forma de averiguar qué ha ocurrido con el gato es realizar una medida: abrir la caja y mirar dentro. En unos casos nos encontraremos al gato vivo y en otros, muerto. Pero, ¿qué ha ocurrido? Al realizar la medida, el observador interactúa con el sistema y lo altera, rompe la superposición de estados y el sistema se decanta por uno de sus dos estados posibles.

El sentido común nos indica que Dios, como el gato, no puede existir y no existir a la vez. Pero la mecánica cuántica dice que mientras nadie escudriñe en el interior la situación es y será siempre así de ambigua. Pero en el caso de Dios, ni siquiera sabemos donde está la caja.

Autores pro derechos de los animales suavizan el drama del gato y sustituyen el veneno por alimento. De esa forma los estados posibles serían: "gato bien alimentado" o "gato hambriento". Lo que también tiene su punto de crueldad.

b) Otra solución de compromiso sería establecer la existencia de Dios como postulado, principio o hipótesis. Podemos suponer que Dios existe, lo mismo que podemos suponer que la Tiesa es el centro del Universo. Lo único que tenemos que hacer es situar el origen del sistema de coordenadas en la plaza del Rollo. Ya sabemos que el movimiento de los planetas iba a resultar bastante errático. No importa, por eso se llaman así, 'planetas', que deriva de movimiento errático. Y no pasa nada. Si suponemos que Dios existe, ya nos las arreglaríamos para referenciar todo lo demás a ese supuesto, pero primero tendríamos que caracterizar bien al personaje y dotarle de unas facultades y un perfil bien definido y consensuado. Sin pasarse (pelirrojo, con barbas y que prohíbe comer sardinas antes de comulgar), ni quedarse corto (al menos que tenga poder para iniciar la Gran Explosión, y resolver algunas indeterminaciones, para que no queden demasiadas cosas 'dejadas de la mano de dios').

Con este postulado no íbamos a llegar muy lejos porque al tratarse de un ser inmaterial y liberado de las ligaduras espacio-temporales, poco podría interaccionar con nuestra existencia. Nuestro mundo parece como salido de una gran explosión que a alguien se le escapó de las manos; una burbuja en expansión creciente cuyo desorden global va siendo compensado parcialmente por agrupaciones locales cada vez más organizadas, entre la que figuramos los seres vivos, nosotros y la Sociedad. Burbujas locales que de vez en cuando se desmadran, pero que, mientras crecen, generan, a su vez, subestructuras menores cada vez más ordenadas e inteligentes, con mucho más conocimiento y sabiduría que las 'lesiones' del cura de Plasenzuela.

Lo otro, ya lo lilé.

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