Buscar En
RSS titulares
El Tiempo en España
Embalses.net
Valid XHTML 1.1
Anti Robots Spam

Participa / Foros / Colaboraciones / ¡Que buenos eran los cántaros rotos!

Autor: Adrian
Fecha: 14/01/2008 18:57:23

Yo creo que más de uno se quitó de encima algún cántaro en buen estado, para tener así garantizada la materia prima de una buena zambomba. No estaba fácil conseguir un recipiente adecuado que tuviera una cavidad idónea para amplificar ese ronroneo tan peculiar.

El sonido de la zambomba era característico de la Navidad; por tanto era en sí mismo el alma intrínseca de la fiesta. La pandereta también acompañaba, al igual que lo hacía el almirez y la botella de anís el mono. Pero el run-rún de la zambomba era imprescindible para definir las fiestas de fin de año.

Y si no había cántaro a los muchachos se les podía engañar con cualquier bote y un trozo de tripa de cualquier parte del cerdo. El caso era tener zambomba.

Con qué ilusión se pelaba el 'gamonito' para dejarlo suave y resbaladizo, lo necesario y lo suficiente para que al pasarle el fregón humedecido, repicara lo justo; sin deslizarse demasiado y para que se desplazarse sin que se quedara pegado. Había que atarlo con mucha fuerza a la 'pellaranca' para que no se soltara al secarse, para lo cual se dejaba un pequeño moño en la punta del 'gamonito' por encima del cual se liaba la cuerda. El gamonito se podía romper, pero nunca soltar de la pellaranca estableciendo una unión conyugal eterna, como los matrimonios de antes, para reverberar y danzar al unísono al compás de la música navideña.

Pero los muchachos tenían ingenio. A falta de verdadera zambomba de cántaro, estaba la de calambuco, y a falta de la de calambuco, la de bote de leche condensada; y si no había pellaranca se hacía con 'presiglá' o se desarmaba una pandereta vieja, se volvía a humedecer la piel y se la reutilizaba... No iba a ser por falta de imaginación. Sólo había un inconveniente, que para que la zambomba estuviera lista se requería un periodo largo para que se secara la piel.

Así pasaba, que llegada la fiesta, cambiaban las manos delicadas del hábil constructor de zambombas por el patoso tocaó, al que no se le resistía un gamonito más de media hora. Y en la euforia de la animación el divorcio de esa fusión tan bien trenzada entre gamonito, pellaranca y cántaro acababa ganando.

Nunca se conoció zambomba que durara para el año siguiente.

Pero quedaban los globos como sucedáneos. Y cuando el poder adquisitivo de la población hizo a estos elementos de consumo desechables ('de usar y tirar'), la sentencia de muerte de la zambomba quedó firmada. Ya no hay que esperar a la mantanza para tener música improvisada en las próximas Navidades.

Así va la discusión

Contestar mensaje en el Foro 'Colaboraciones'

Autor:

Título:

E-Mail:

Web:

Mensaje: