Torrecillas de la Tiesa: La Web de los Torrecillanos

Adrián, has puesto de manifiesto todas esas cosas que yo pensaba y que la pereza me impidió relatarlas. Pero así ha quedado mejor porque tus dotes para el relato son más detallistas.
Lo que no me perdonaré nunca es el haberme olvidado de las temibles sanguijuelas, tan abundantes en nuestros "bañaeros" y tan asquerosas y , a veces, dolorosas de quitar.
Menos mal que la sabiduría popular, atenta siempre a la utilización como remedio contra las moraduras de los golpes, de estos asquerosos "bichos", hacía que no los consideráramos como enemigos totales.
Para "las bestias" y las vacas si eran peligrosas cuando se aposentaban en su garganta, pero nuevamente, la sabiduría de los antigüos, habia descubierto que el agua del Pozo de la Higuera era un remedio infalible para curar ese mal. Con unos cuantos tragos que se dieran en aquel "pilón" de granito, que había al lado, en el que se vaciaban las "calderetas" sacadas "a brazo", era suficiente para que las dichosas sanguijuelas se fueran a hacer "puñetas"
En el pueblo, todo tenía remedio.