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Participa / Foros / Libros / Memorias de D. Adrian García Gil

Como lo estamos pasando a Amazon , no puede publicarse en ningún otro sitio, así que insertamos aquí un pequeño extracto del epílogo de la Cronología que resume un poco el periodo tratado.

"¿Es una casualidad o nos ha tocado vivir la revolución más importante de la historia de la humanidad durante los 22 años que casualmente D. Adrián ha trabajado como maestro en Torrecillas de la Tiesa? Podemos pensar lo que queramos. Como decíamos al principio, el origen de coordenadas del Universo podemos colocarlo donde (en tiempo y lugar) nos convenga. Nosotros no hemos elegido mal. Mirad por qué. Vamos a seguir un momento a Yuval Noah Harari en Sapiens. El hombre se convirtió en tal (homo sapiens) con la gran revolución Cognitiva: cuando gracias al lenguaje empezó a comunicarse entre sí, estableciendo relaciones entre personas, que les permitieron formar amplias agrupaciones y sociedades, para la caza y los intercambios, tanto reales, como simbólicos. Esta gran revolución hizo al hombre ser quien es. Como hombre cazador-recolector se puso encima de la jerarquía trófica biológica, el jefe de la selva, y se convirtió en protagonista de una evolución nueva y exclusiva, la evolución cultural: mitos, leyendas, narraciones, grupos, cultos, ritos, tribus, aldeas… En la sociedad cazadora-recolectora solo participaba el hombre (algunas veces le acompañaba el perro), y ha durado más del 90% de nuestra existencia en la tierra. Hasta que su evolución le llevará a lo que podríamos considerar otra gran revolución, por su trascendencia, como es la revolución agrícola. Aunque no se haya producido bruscamente a nuestra escala, sí lo ha sido a escala geológica. El cambio es considerable por un motivo: la sociedad agrícola íntegra hombres, animales y plantas (domesticación). “Nueva Zelanda está formada por 4,5 millones de sapiens y 50 millones de ovejas”-nos recuerda Noah-. Desde ese momento, han sido más de 4.000 años lo que ha durado esa organización. Romperla en 20 años va a ser necesariamente traumático.
¿Es este un descubrimiento revolucionario? No. Es una manera de describir el crecimiento de la Sociedad por fases. Pero ¿es cierto que la sociedad agrícola ha finalizado? Podríamos decir que sí, si queremos. Sí, como forma de vida. Como decía el ministro Cavestany: “Lo primero que hay que enseñarle [a nuestra agricultura] es a olvidar aquel viejo concepto que quizá con no muy buena intención se ha repetido: ‘la agricultura, más que una actividad económica es un modo de vivir’; no, de ninguna manera; la agricultura es ante todo una actividad económica y después una noble manera de vivir” (Modernización agraria, modernización administrativa y franquismo El modelo educativo y administrativo del Servicio de Extensión Agraria (1955-1986) . Hoy en día, la Sociedad Global puede asignar a Ucrania y a Rusia, por ejemplo, la producción de cereales, mediante una industria agrícola avanzada, porque es en esa tierra donde más rentabilidad se consigue en tal especialidad; a España podrían asignarle la de productos hortofrutícolas, o la de fabricación de alas de generadores, y así sucesivamente, llegando a establecer una distribución por regiones económicas, sin que el pueblo tenga una ‘vida agrícola’ o una ‘vida cazadora-recolectora’, ni sepa lo que es eso. Lo mismo con la ganadería y otros sectores. Todo cada vez más automatizado y con participación casi exclusiva de máquinas y energía como fuerza motriz. La función de las personas es sólo organizativa, de control y supervisión, de planificación, de dirección. Lo mismo producimos tomates que gafas o caldo de gallina; si nos lo asignan, lo hacemos. Porque saberlo, lo sabemos. No tenemos nada más que consultar a internet o a los manuales especializados y aplicar la receta. El mismo proyecto sirve para construir tanto en Shangai como en Madrid. No tienen más que darnos algo tan simbólico como puede ser “una licitación”, “una asignación”, “un encargo”. Que nosotros responderemos con algo, tan igualmente simbólico, como “la constitución de una empresa”, “una contratación”, “un proyecto” y “una ejecución”. Lo mismo da que se trate de fabricar tortillas de patatas al por mayor, como de satélites artificiales. Y todo valorado de forma tan simbólica como es el dinero; llámese capital, crédito, cheque, cripto… Todo un montaje ficticio hecho por la Sociedad: “ninguna de estas cosas existen fuera de los relatos que la gente se inventa y se cuentan unos a otros. No hay dioses en el universo, no hay naciones, no hay dinero, ni derechos humanos, ni leyes, ni justicia fuera de la imaginación común de los seres humanos” -dice Yuval Noah. Bueno, “leyes” si que hay en la naturaleza. Son las propiedades de la materia. Noah se refiere a las leyes dictadas por los parlamentos y sus derivadas que rigen las relaciones sociales.
En el período histórico tratado (siglo XX, fundamentalmente), hemos ido observando una tendencia a la globalización importante, pero con unos cimientos poderosos sobre el siglo XIX, en el que se sentaron las bases para conectar al mundo en su totalidad. Ya lo estaba mediante la prensa, la literatura, la ciencia, las redes de distribución y comunicaciones, de tal modo que lo que sucedía en Berzocana se acababa sabiendo en Pernambuco. Pero ahora esa conexión ha cambiado y se produce de forma casi instantánea. Lo que el revoloteo de una mariposa china pudiera provocar en Santa Marta de Magasca, ahora queda verdaderamente amplificado, y las consecuencias se pueden medir. Estos años de pandemia lo han demostrado. Últimamente vamos de sobresalto en sobresalto, porque ya todo repercute en todos. Hace cien años la misma pandemia de gripe nos afectó de forma mucho más catastrófica en vidas; fuimos tan conscientes como ahora, pero no pudimos afrontarla de forma tan universal y diligente como se ha hecho esta vez. Hoy en día, si a un loco en Rusia, se le ocurre darle al botón de la guerra y la destrucción, porque ha acumulado el poder para ello, lo vamos a notar al momento, pero esta vez el elemento sorpresa no va a jugar a su favor y se va a encontrar con una reacción global en todos los ámbitos: jurídico, económico, político, social y militar. Lo cual ha de ser suficiente para que las medidas correctoras de esta grave anomalía tengan efecto a más corto plazo y el loco acabe siendo controlado por una institución creada al efecto para el tratamiento de enfermedades mentales. Las bombas sólo destruyen estructuras materiales, pero tanto las estructuras materiales como las bombas solo pueden ser fabricadas mediante estructuras lógicas: capitales, empresas, proyectos, naciones, organizaciones sociales…, y mucho conocimiento acumulado por ellas
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