Torrecillas de la Tiesa: La Web de los Torrecillanos

Debatir sobre ideas es bueno, ayuda a construir una sociedad más justa; hablar de política podría no ser tan bueno si con ello lo que estamos es propiciando crear diferenciaciones, barreras entre distintos sectores de población; tendencias o clasificaciones entre los de un lado y los de otro; alineaciones en base a esquemas y tópicos o anacronismos caducos, que luego se utilizaran en las selecciones como filtros para establecer influencias, categorías, niveles y jerarquías en la vida social.

La política no es hablar y debatir. La política no es pensar. La política conlleva otras implicaciones que pueden condicionar el 'buen pensar', el 'buen debatir' y el 'buen hablar'.

La religión también tiene dos aspectos muy diferenciados: El primero son las creencias; un conjunto de principios, axiomas y postulados que no admiten réplica; hay que comulgar con todas ellos. Apenas te dejan margen donde introducir una linea de pensamiento propia. Ya está todo 'atado y bien atado', pensado, debatido y resuelto. O te lo crees o no te lo crees.

El segundo aspecto de la religión es, parecido al político, el que deriva de la alineación y el encuadre en una tendencia o asociación. Y tiene muchas implicaciones: ritos, costumbres, organización social... que han tenido, a su vez, mucha influencia a lo largo de todos tiempos en las guerras, en los estados, en la justicia, en la política, en la estructura social y en las decisiones.

¿Me quieres decir que estoy haciendo política ahora? Pues no. Estoy pensando. Es un tópico, sin fundamento, decir que 'la política lo es todo'. Yo no lo acepto como axioma; simplemente porque pienso que la política es una cosa, que pensar es otra, que la religión es otra, y que el cielo y las estrellas otra.

Y, podría ser, inclusive, que sucediera, que hablar de política implicara 'alinearte' (o que te alineen) en política; lo que sería 'alienarte' (que es peor que alinearte), filosóficamente hablando, acotarte, dar la espalda a la realidad y no ver los hechos evidentes y manifiestos que tienes ante tus ojos, porque son ataduras que te condicionan y te privan de esa libertad exigida para el buen razonar, y te ciegan a la hora de tomar la decisión más acertada en cada situación.

Bien cierto es que 'hablar' de política no es 'hacer' política, pero mucha gente lo confunde. Nosotros hablaremos de lo que haga falta y de lo que queramos, pero no 'hacemos' política, porque somos muy variables y muy libres, y nos gusta rectificar cuando nos equivocamos, y pensar cada uno de una manera diferente y estimular la riqueza que hay en la diversidad de criterios y puntos de vista, aunque a eso se llame mundo de los Yupis, in-genio infantil, edad experimental o atarasia de los vivos.