Torrecillas de la Tiesa: La Web de los Torrecillanos

Por esta vez y dadas las fechas en que estamos, tengo que dar la razón a todos los que participáis en esta disputa sobre la conveniencia de poner nombres a las calles.
Si señor, todos tiene derecho a tener una calle con su nombre. Unos por sus méritos internacionales, nacionales, provinciales o populares. Otros por cantar bien. Los de más allá por pintar como nadie. Pero también merecen ese privilegio, como muy bien dice Juan, aquellos oficios singulares que se han ido perdiendo y sirvieran de base para que los más jóvenes preguntaran a sus mayores en qué consistían tales oficios.
Me acuerdo la admiración que despertaba tío Fulanito porque era capaz de hacer el surco más derecho que nadie, con un arado 'romano', con 'cama' de madera y reja de hierro; aquellas que había que 'aguzar' en las fraguas, con 'machos' de cinco kilos en un constante bajar y subir hasta que el maestro herrero daba el pequeño 'repique' sobre la 'bigornia' (aquello era el descanso, después de la jornada de sol a sol).
También de tío 'Menganito', que en siega se hacía no sé cuantas 'cargas' de nueve haces de trigo, comiendo pan y tocino, o algún cacho de morcilla rancia, completado con un gazpacho de agua de alguna fuente cercana o del cántaro de barro que estaba en la 'hacina', pero que hacía el agua 'mu fresquita'. Pero tenía la ventaja del aire acondicionado que le proporcionaban las camisas abrochadas al cuello de tirilla, los calzoncillos largos de lienzo, atados al tobillo para que no se metieran las 'argañas', y la 'zamarra y los 'deíles'. El sombrero de paja, con forro para sujetar el sudor, remataba la indumentaria.
Y ahora, en secreto, los que somos un poco viejos, no nos sabemos ninguna calle del pueblo por su nombre actual ni por el antiguo. Nos tienen que decir que en esa calle vivía tío 'Fulanito' o estaba la taberna de tío 'Menganito'. o la posada de tal o la fragua de cual. Y lo entendemos de maravilla....

29-12-07